Los apellidos se heredan y a menudo se derivan de ocupaciones (p. ej., Smith, Taylor), ubicaciones (p. ej., Hill, Ford), linaje paterno (p. ej., Johnson, Richardson) o características personales (p. ej., Young, Brown). Los segundos nombres son comunes, pero opcionales.
La nomenclatura en inglés ofrece una flexibilidad significativa, sin restricciones oficiales sobre los nuevos nombres de pila, aunque los apellidos se fijan a través del linaje.